Profundidades perpetuas me gritan,
están faltos de ecos tus sonidos.
No saben de mis sueños gentiles
aunque mis blancas canas me llamen.
Escuadrones niegan mis delirios,
mis letras arrogantes caminan torturadas,
profanando mis vanidades desplegadas
como si no gozase de mis esperas intactas.
Tiempo al tiempo, viejo reloj de arena,
me intimida acechando mi mente en
desvaríos que no son locura insensata,
solo un poco de sangre de mis entrañas.
Jamás caería para no levantarme erguido,
moriré sin ahogar mi espíritu arrebatado
en este mundo apenado por no pensar
que las lápidas son recuerdos olvidados.
Infamantes minan mi camino empedrado,
donde suenan los cascos de caballos blancos,
tirando de mis viejas luchas inmortales,
donde hay una voz… que lame mis llagas.
Amor y guerra emparentados en estos versos. Siempre he preferido que ambos conceptos estén bien separados...pero hay excepciones, claro!
ResponderEliminarUn abrazo.
Como siempre excepcional¡¡¡¡Me gusta mucho.
ResponderEliminarUn abrazo
MI ALMA CATAMARCANA, BUENOS DÍAS, TARDO PERO VENGO SIEMPRE, LO SABES. Y HOY ME ENCUENTRO CON ESTA POESÍA TAN BELLA. TUS DEDOS VAN COGIENDO FLUIDEZ CON ESTO DE LAS LETRAS.
ResponderEliminaruN ABRAZO MUY, MUY GRANDE DESDE ESPAÑA